Pericles Ateniense

Nobile Colegio del Cambio

Pericle ateniese (Pericles ateniense), introducido en la figuración del Cambio como ejemplo de Templanza, es "el estadista ateniense - estas son las palabras de Roberto Guerrini – a quien se recuerda por un famoso dicho, dirigido a Sófocles, su colega como arconte. El gran dramaturgo alaba la belleza de un noble joven con palabras demasiado apasionadas: Pericles lo reprende declarando que un funcionario público debe mantener sus manos alejadas del dinero público, pero también sus ojos puros de miradas libidinosas".

La continencia es, en esencia, una de las virtudes que debe poseer un buen gobernante para ejercer su función pública con honor. La delicadeza, combinada con la perfección del diseño técnico con la que se presenta este héroe del mundo griego, hace de Perugino el mejor artista del momento. Cuando en 1500 el sienés Mariano Chigi, padre de Agustín, preguntó a su hijo, residente en Roma, quién era el mejor artista en ese momento, le contestó que Perugino "es el mejor maestro de Italia": una reputación sin duda bien merecida, sobre todo después de la gran hazaña decorativa de la Capilla Sixtina que, a principios de los años ochenta del siglo XV, le había visto formar un prestigioso equipo de pintores que incluía, además de él, artistas del calibre de Botticelli, Ghirlandaio, Cosimo Rosselli, Pinturicchio, Signorelli y Piermatteo d'Amelia.


 

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